Mi
mujer obedeció y se puso esa falda roja que le quedaba a media nalga, un top
blanco con una corbata roja, salieron de la habitación y fue cuando la vi así
vestida, se veía tan excitante.
Uno
de los chicos tomo la tanga del piso y se la dio para que se la pusiera, esta
tanguita negra con esa falda roja se veía riquísima, se puso sus tacones, pero
nuevamente la veía distinta, parecía una puta, después de haber estado cogiendo
se le había bajado pero al salir del baño parecía de nuevo toda una puta, zorra
y obediente.
Entonces
se fueron todos y mi esposa me dio un beso en la frente y me dijo al oído.
-bebé
estoy demasiado caliente, no sé qué es lo que quieren que haga pero así como me
siento ahorita creo que no les diré no a nada-
se levantó y bajaron las escaleras.
Escuché
un ruido de un coche que se encendía, me
asome por la ventana y vi como sacaban una camioneta, me volví a sentar en el sofá
y me quede pensando.
Todo
lo que había ocurrido en tan pocas horas, ¿eran pocas?, no traía reloj, no
sabía cuánto llevábamos ahí ni qué hora era, que habían hecho con el celular de
Diana, o que harían con esos videos que estaban tomando, no podría
contradecirlos porque todo había sido mi idea y si mujer se enterara me mataría
o peor aún me dejaría.
Pero
a la vez que pensaba todo eso también pensaba en lo rico que había sido verla
actuar como toda una puta, estaba tan caliente, tan obediente, se la habían
cogido delicioso, y la forma en la que salió vestida, parecía una puta
colegiala, cuando la vi retirarse se le podía ver toda la cola, se veía
espectacular.
Había
pasado un rato y el dolor en mi boca era espantoso, sentía que se me iba a zafar
la mandíbula sin mencionar que no dejaba de babear, el dolor de mis hombros y
mis muñecas se hacía más notorio, al igual que el frio por no traer pantalones,
y es que algo que uno no piensa es que tener los brazos hacia atrás no es nada
cómodo, al principio no molesta pero después de un rato se vuelve incomodo,
solo quería quitarme esa cosa de la boca, con eso me conformaba.
De
pronto subió Ana, resulto que ella se había quedado
--Mira
lo que me envió el lindo de Julián—
Era
un video corto, pero reconocí el lugar, estaban por la Avenida Principal en un
bar, que realmente es pequeño y al ser el único de la zona se llena bastante
rápido, mi mujer estaba platicando con el chico de la entrada mientras les hacía
señas a los demás de que pasaran.
Tal
vez no parezca mucho, pero imagínate que estas por entrar a un bar y en eso ves
llegar a una chica con una falda a media nalga, a un sitio donde solo ponen
perreo y que están prácticamente pegados unos contra otros.
Se
me puso la verga durísima y Ana se rió me dijo que le encantaba que por fin me
hubiera decidido a hacerlo, que esto era solo el principio, que mi esposa se
parecía mucho a ella, y que seguro Julián la haría muy puta, que me fuera
preparando para los cambios que venían.
Se
levantó bajo las escaleras y no la volví a ver en un rato y me quedé dormido,
de pronto me desperté cuando sentí un peso encima de mí, abrí los ojos y vi a
mi mujer abrazada a mí con las piernas abiertas.
-No,
por ahí no por favor-
--Cállate
puta que te va a gustar—fueron las palabras de Julián antes de escuchar un
grito ensordecedor de parte de mi mujer y ver cómo me enterraba sus uñas en la
espalda, gritaba, pero al gritar Julián le daba más fuerte, entonces me mordió
el cuello, yo sentí que me arrancaba la piel.
Justo
antes de venirse, se saco el condón y se empezó a masturbar tirando leche en la
espalda de mi mujer y su cabello, incluso un poco me cayó en la cara, le dio
una nalgada.
--Besa
a tu esposo putita, que pruebe a que sabe la boca de una perra-
Mi
mujer me quito el bozal y me dio un beso muy fuerte, le dije que la amaba y
ella me dijo lo mismo a mí, se levantó y se recostó en la cama e inmediatamente
se quedó dormida, Ana me dijo que la dejara descansar y nos bajamos los tres,
Ana me quito las esposas.
Le
pregunte a Julián a donde habían ido pero no me quiso decir, incluso después
cuando le pregunte a mi mujer ella me dijo que no se acordaba de nada, que
estaba muy mareada, que recordaba cuando llegamos y una que otra parte pero se
le borro todo lo sucedido, ella siempre me había contado todo y nunca nos habíamos
escondido nada así que supuse que era cierto.
Platique
un rato con ellos dos de cosas coloquiales y después subí por mi esposa, Julián
me ayudó a meterla al coche, al llegar a casa, la recosté en la cama y le quite
el disfraz, ahí me di cuenta que estaba todo manchado de semen pero no sabía si
era el semen de Julián o el de alguien más, me hice una chaqueta pensando en lo
que habría hecho mi esposa en ese bar y de todo lo que hizo esa noche y después
me quede dormido a su lado.
Pensando
en cómo había cumplido mi fantasía lo rico que había sido y como ya podía
seguir adelante, sin darme cuenta que mi tontería solo había sido el principio
de un cambio radical en nuestra relación.
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